Skip to main

El capital humano explica el éxito de Sabre en Uruguay

 
Fecha: 12/06/2019
 

Tras 15 años operando desde Zonamerica, la compañía pasó de realizar tres tipos de tareas a 220 y multiplicó facturación.


Querer aprender cosas nuevas y tener la habilidad de ponerlas en práctica rápidamente y bien es una de las "fortalezas" que explica el crecimiento de Sabre en Uruguay, que este mes está cumpliendo 15 años de la inauguración de su centro global ubicado en Zonamerica.

Según el vicepresidente de servicio al cliente y gerente general de Sabre Uruguay, Guillermo Prosper, el acceso al capital humano no ha sido una restricción, como a menudo señalan empresarios del sector tecnológico, sino, por el contrario, "es, fue y sigue siendo la razón fundamental del éxito".

Desde mayo de 2004 a la fecha, el personal y la exportación de servicios de tecnología para la industria mundial de viajes y turismo de Sabre Uruguay se multiplicó por nueve. "Hemos descubierto, con mucha satisfacción, que tenemos la capacidad de competir al más alto nivel", evaluó. Prosper formó parte del primer grupo de colaboradores contratado por la compañía para establecerse en el país y es ahora el primer uruguayo en ocupar el cargo de gerente general local del grupo, cuya casa matriz está en Texas.

-¿Qué evaluación hace de estos 15 años de funcionamiento de la empresa en el país?

-Esta operación empezó en mayo del 2004 con un poquito menos de 100 empleados y 15 años después somos 930. Comenzó únicamente con tres tipos de tareas y hoy tenemos 220, lo cual habla de su éxito. Además, desde el punto de vista cualitativo, el tipo de tareas que se llevan a cabo han tenido una evolución en cuanto a la sofisticación y la profundización del capital intelectual, porque exigen cada vez más preparación y la puesta en juego de cualidades de resolución de problemas y entender el contexto de uso de nuestra tecnología.

-¿Cómo se dio ese proceso de complejización de los servicios que prestan desde Uruguay?

-Sabre desarrolla tecnología para la industria del viaje. Tenemos tres responsabilidades preponderantes siempre en juego y al mismo tiempo. Por un lado, entender la industria, qué está pasando en el mundo del viaje, cómo se mueve la gente, cómo las aerolíneas quieren vender sus productos, los hoteles, etcétera. Por otro, entender el lado de la demanda: cómo van cambiando los hábitos de consumo de los pasajeros. Y el tercer pilar es asegurarnos que nuestros clientes del lado de la demanda (las agencias de viaje) o de la oferta (las aerolíneas, los hoteles, las rentadoras de autos, los operadores de crucero) estén bien atendidos y que estén maximizando el beneficio que surge de usar nuestra tecnología y no la de nuestros competidores.

El crecimiento de Sabre está muy enmarcado por esos pilares, por la evolución de cómo ha cambiado la Industria y, atrás de eso, la tecnología necesaria para atenderla. Cada vez más nuestro sistema es consumido por aplicaciones y no por personas. Hace 15 años era lo opuesto; era utilizado por agentes de viaje, agentes de check in en un aeropuerto, personas que estaban operando el sistema y haciendo transacciones. Hoy son aplicaciones que a su vez están siendo usadas por algún pasajero, pero el interfaz no es un usuario físico sino una aplicación o un robot que alguien más desarrolló para poder vender lo que quería vender. Esto tiene ramificaciones muy profundas. Cada vez más, en vez de tener que dar una solución a una persona, tenemos que dar soluciones a un desabollador de una aplicación que va a consumir nuestro software. Es una conversación que cualitativamente cambió 180 grados.

-¿Qué desafíos implicó eso?

-Esta evolución se dio de una manera orgánica, muy natural: el equipo fue aprendiendo tareas y se le fue dando más responsabilidad. Y así sucesivamente, fuimos aumentando de 100 a 900 empleos.

La típica visita de clientes que recibíamos hace 15 años era el responsable comercial o gerente de ventas, mientras que hoy es el jefe de desarrollo o gerente de tecnología, porque son los responsables de integrar nuestro sistema.

Lo que pasa en Montevideo es un reflejo de la corporación a escala global, que ha transitado esta transformación desde verse a sí misma como una empresa de viajes a verse como una empresa de tecnología que le vende soluciones a la industria del viaje, para clientes como Jetmar o Toc-Toc. Eso trae como consecuencia un cambio marcado del perfil del empleado.

-¿Cómo cambió el perfil de los recursos humanos que emplea?

-Las tareas tienen un perfil mucho más intensivo en cuanto al uso de tecnología, porque además de desarrollar tecnología consumimos mucha para tener un buen portafolio de herramientas que nos permita trabajar de la manera más efectiva posible. Entonces todos los roles que tenemos acá y en el mundo se han tecnificado, en el sentido que ya no importa si se es desarrollador de software o un auxiliar administrativo, en todas se pone en juego un uso muy importante de herramientas de software, como mínimo, hasta el desarrollo de productos nuevos. Y eso es una de las fortalezas de la operación en Uruguay; la curiosidad y el deseo de aprender cosas nuevas, de hacer el trabajo un poco mejor. El éxito que se apoya en talento. Hay atributos que no están asociados a conocimientos duros, sino a esa habilidad de curiosidad intelectual, gusto por el cambio, por ir hacia algo nuevo y grande, porque el negocio del viaje crece a escala global.

Hoy aproximadamente el 55% de la plantilla son mujeres y 45% hombres. El promedio de edad está entre los 36 y 37 años, pero con una muy amplia dispersión; tenemos desde gente que hace su primera experiencia laboral hasta colegas que están desde el principio. En cuanto al nivel educativo no hay un estándar, obviamente hay ciertas competencias duras que tienen que estar. Pero cada vez más, en todas las búsquedas que hacemos ponemos el foco en tas habilidades de la persona para aprender tecnología y moverse en un mundo en el que la tecnología lo es todo. Pero eso no quiere decir que deban ser ingenieros.

-Sabré invierte en la capacitación del personal, quizás por ello no ven un cuello de botella como sucede en el resto del sector.

-No vemos una restricción porque siempre supimos que íbamos a tener que invertir y poner un esfuerzo importante en la formación. Si no pudiéramos darnos el lujo de darles tres meses de formación, bueno, seguramente no hubiéramos podido crecer de esta forma.

Desde que ingresan las personas están dedicadas a la inducción y formación; nadie empieza a hacer ninguna tarea, ni la más trivial, hasta no haber pasado por un período que va de dos a tres meses de formación sobre nuestra tecnología, su uso y nuestros clientes. Por eso el foco en la contratación es en las habilidades blandas, curiosidad, gusto por el cambio, por el hacer, por insertarse en una cultura organizacional que valora particularmente la diversidad, donde el roce multicultural se da todos los días con colegas de la empresa en el mundo y con nuestros clientes.

En estos 15 años, poco a poco y como parte de un proceso muy a conciencia, también se fueron transicionando los roles de toma de decisión y dirección hacia personal local. Cuando arrancó la operación había entre 30 o 35 empleados de la casa matriz, norteamericanos, que estuvieron instalados varios años, en este proceso de transferencia de conocimiento. Hoy no hay ninguno y la operación es 100% administrada por liderazgo uruguayo.

-¿Cuánto espacio para seguir creciendo ofrece Uruguay a Sabré?

-El marco de plataforma de negocios que nos ofrece Zonamerica es una ventaja. Es un régimen que nos permitiría eventualmente solucionar problemas de profundidad de mercado local, a través de incorporar personal extranjero a nuestra plantilla. Si bien no es algo que hayamos tenido que hacer o que estemos considerando, sabemos que está esa posibilidad. No hemos tenido esa necesidad porque seguimos apostando muchísimo a la reconversión de profesiones, apoyándonos mucho con nuestro partner, la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información, que trabaja mucho en eso, y con el otro socio que es Uruguay XXI, que tiene varios programas orientados en ese sentido.

En la medida que sigamos pudiendo atraer gente con estas otras características, lo que es la formación dura la podemos resolver nosotros mismos. Ahí no hemos encontrado un cuello de botella.

-¿La actividad de la empresa continuará expandiéndose gradualmente?

-En el corto plazo no vamos a ver movimientos significativos. Nos seguiremos moviendo en torno a 930-950 personas, que es para lo que tenemos capacidad instalada. ¿Si eventualmente existe la perspectiva de seguir creciendo en términos físicos? Sí, pero no será a corto plazo, sino algo que siga pasando de manera orgánica y muy influido por cómo le va a la empresa, que precisa crecer y cómo compara la calidad del trabajo que se hace en Uruguay en relación con la que consigue en las otras locaciones.

La estabilidad política y económica, las reglas relativamente claras y persistentes en el tiempo y, sobre todo, el acceso a capital humano es, fue y sigue siendo la razón fundamental que explica el éxito de la instalación de Sabre aquí.

-A mayores ventas, menor peso relativo del costo de funcionamiento. ¿Cuánto creció en estos 15 años la exportación de servicios de la compañía?

-El costo de operar en Uruguay es muy diferente al de hace 15 años. Los precios de todo han evolucionado, los salarios, etcétera, pero hemos acompañado eso de manera muy exitosa porque nuestro crecimiento ha sido hacia funciones de creciente valor agregado. Entonces, son roles y tareas que admiten un precio nominal más alto que devuelve en productividad.

Exportamos el 100% de lo que hacemos y en estos 15 años la facturación se multiplicó proporcional al tamaño de la operación, es decir, nueve o 10 veces.

Montevideo es el centro regional para Sabre en Latinoamérica, por lo que además de las funciones más orientadas al soporte de tecnología, tenemos soportes comerciales, de marketing, de desarrollo de producto, administrativas, de gestión de contratos, de emisión de facturación, de recursos humanos, etcétera. Hemos descubierto, con mucha satisfacción, que tenemos la capacidad de competir al más alto nivel.

Fuente: Búsqueda