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La hora de las compañías nativas globales

 
Fecha: 26/11/2019
 

La internacionalización de los negocios trae nuevos desafíos como aprender sobre otras culturas, manejarse en el entorno digital y comunicarse en otros idiomas.


Cuando Esteban Torres y Enrique Santacruz crearon Fiweex en Asunción en 2015, sabían que en algún momento tendrían que ofrecer sus servicios en otros países si querían crecer y ser rentables. Y así fue. La start-up paraguaya, que permite a los consumidores poder conectarse al wifi de los negocios locales de forma rápida y sin contraseñas, ya opera en Argentina y Chile, y pronto estará en Colombia, gracias a lo cual han podido crecer de 200 a 900 clientes como hoteles y restaurantes.

Platzi, una plataforma que ofrece cursos en línea fundada por un guatemalteco y un colombiano, también nació con genes “internacionales”. Desde sus inicios en 2012 se enfocó en todos los hispanohablantes con conexión a internet, y rápidamente amplió su oferta en otros idiomas en países como Rusia, India y Japón. Christian Van Der Henst, el guatemalteco cofundador de Platzi, explica que desde un principio pensaron directamente en un mercado internacional.

Fiweex y Platzi son solo dos ejemplos de empresas que nacen internacionalizadas, conocidas como compañías nativas globales (born globals), un fenómeno que paulatinamente se impone en América Latina y el Caribe.

Estas firmas no siguen el modelo tradicional que utilizaron multinacionales como IBM o Siemens, que se establecieron domésticamente antes de pasar al mercado internacional, sino que directamente surgen con presencia regional o global, o la adquieren en poco tiempo. Son firmas pequeñas que buscan satisfacer las necesidades de los clientes en un nicho global.

Y son importantes porque, de acuerdo con un estudio del BID, “las pymes (pequeñas y medianas empresas) exportadoras emplean una mayor cantidad de trabajadores, pagan mejores salarios y tienen un mayor volumen de ventas y una productividad laboral más alta que otras empresas comparables que no exportan”.

Las pymes latinoamericanas representan alrededor del 95% de las empresas y emplean cerca del 67% de los trabajadores. Sin embargo, aportan menos de un tercio del PIB regional, comparado con el 60% de las pymes europeas. Este tipo de compañías aún presenta un bajo nivel de internacionalización en nuestra región: menos del 15% de ellas exporta (comparado con 40% en Europa) y las que sí lo hacen venden pocos productos a pocos mercados.

Invito a los emprendedores que están montando sus negocios consideren seriamente desde un principio ofrecer sus servicios, o vender sus productos, a nivel regional o global. Dado el éxito global demostrado por algunas start-up latinoamericanas como MercadoLibre, OLX, Rappi y Globant, el terreno está abonado para que más compañías nativas globales aprovechen las nuevas tecnologías digitales, crezcan y conquisten mercados internacionales.

“Hoy la forma de pensar de una empresa no tiene que estar reducida a las fronteras geográficas”, explica Martín Migoya, cofundador y CEO de Globant, el unicornio argentino que emplea a más de 10.000 personas y ayuda a las compañías a transformarse digitalmente. Estas son exitosas principalmente por una mezcla de talento humano, uso de la tecnología y acceso a redes. La digitalización es clave para estas compañías, permitiéndoles reducir costes a través de la simplificación de las operaciones de comercio, brindando mayor acceso al mercado internacional y facilitando el acceso a información de mercado y a fuentes alternativas de financiamiento.

La internacionalización también trae nuevos desafíos, como el aprendizaje sobre otras culturas, comunicación en otros idiomas, aspectos impositivos y mecanismos de cobro en diferentes mercados. La capacidad de adaptarse a distintos entornos de mercado es clave para consolidar empresas globales.

En los próximos años la generación que liderará los negocios en el mundo será nativa digital y la fuerza laboral estará constituida mayormente por millennials. Esta generación habrá nacido con una exposición natural al mundo. Son ciudadanos globales y es de esperar que sus empresas también lo sean.

Fuente: El País (Madrid)